Una aproximación al ilsam saheliano de la mano del Dr. Juan Ignacio Castien Maestro.
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Autor: Dr. Carlos O. Cerbasi[1]
La penetración del islam en la región del Sahel guarda algunas diferencias en cuanto a cómo se vivió en el resto del continente, como por ejemplo en el norte, donde el proceso quizás fue más vertiginoso y promovido por las elites musulmanas conquistadoras. El presente artículo tiene como misión explorar y describir la mirada sobre la temática del Dr. Juan Ignacio Castien Maestro, uno de los más grandes investigadores africanistas de estos tiempos, y complementarla junto a la de otros destacados autores.
La llegada del islam tuvo su génesis a través de las actividades desplegadas por mercaderes magrebíes, alejados de la idiosincrasia del lugar y su gente, quienes debieron acudir a comerciantes locales, que les brindaban seguridad y hospedaje, les servian como guías al adentrarse en el terreno, y como mediadores e intermediarios ante otros comerciantes y autoridades locales. Si estos últimos se convertían al islam, surgía una identidad en común, a partir de gestos solidarios, llegando también a alcanzarse alianzas matrimoniales. Si ello ocurría, estas nuevas comunidades multiétnicas, comenzarán a vivir bajo el derecho islámico. (Castien Maestro et al., 2018: 109)
Paulatinamente se fue dando un proceso natural de crecimiento exponencial con la interconexión entre regiones, sumado a la penetración que experimentaron en círculos aristócratas y en esferas políticas, estructurando esta “islamización” a la par del crecimiento del Estado. Esto trajo aparejado luego una dimensión superior que se extendió más allá del desierto, hacia otras sociedades, por lo que esta religión se volvió multifacética y con variantes interpretativas.
No obstante, este islam, en palabras de Castien Maestro (2018) no se debe analizar como una realidad estática y sin cambios, sino como algo mucho más dinámico que se despliega en nuevas direcciones y trayectorias que convergen con aspectos de la vida social, religiosa y política de las poblaciones. El autor describe las principales tendencias dentro del islam saheliano, clasificándolas en primera instancia como corrientes ideológicas similares a cualquier otra dentro del universo musulmán. Por ello, más allá de su amplia diversidad, las explica como veremos a continuación, clasificándolas en: a.-) sufismo; b.-) modernismo; c.-) islamismo y d.-) salafismo
a.-) El Sufismo:
También llamado misticismo musulmán, busca la interioridad por encima de los preceptos de la ley, pretendiendo establecer una relación personal entre el creyente y Dios, salvando la abrumadora distancia que existe entre ambos, al tenor de lo dispuesto por los temibles ortodoxos islámicos, en particular los sunitas, que los eligen potenciales blancos por considerarlos apóstatas.
Esta posibilidad de alcanzar un vínculo privilegiado permite lograr una bendición divina, contando con la posibilidad de convertirse en maestros de otros, conformándose cofradías místicas, que no se limitan al misticismo, sino también a aspectos de la vida familiar, a la economía y a la política de sus fieles, persiguiendo el cumplimiento de las normas islámicas tradicionales.
Según Maillo Salgado (1995) modificó e invadió las estructuras preestablecidas del islam, oponiéndose a la evolución cultural y el progreso, “entregándose al fatalismo (tawakkul o abandono místico), la creencia en la precariedad de los tiempos, la irrealidad del mundo, etc., y, en consecuencia, para muchos la renuncia al mundo. Durante siglos esta actitud de fe cuajó entre las gentes humildes en forma de aceptación pasiva y en una paciente resignación arrullada por la piedad de las cofradías. Así, la vida no era la miseria cotidiana, sino la exaltación a un estado vehiculado por el dikr (repetición obsesionante de una palabra o jaculatoria) que podía conducir al éxtasis, dejándose invadir por un todo sin pasado ni futuro.”
b.-) El modernismo:
Esta corriente que se desarrolla desde el siglo XIX, pretende bucear en los textos sagrados del islam, persiguiendo similitudes conceptuales con distintos términos de la actualidad, como lo son la democracia, los derechos humanos, la igualdad entre los sexos, etc. De esta forma persigue reinterpretar el islam, en el marco de una sociedad moderna, con sus matices y rasgos característicos, como por ejemplo el pensamiento científico y las libertades individuales. Con el fin de cumplir con este tipo de objetivos, comúnmente queda vinculado o asimilado con ciertos sesgos de secularización, dado que consecuentemente se maneja por fuera de la rigidez que se pretende en los mandatos religiosos. (Castien Maestro, 2013: 124)
c.-) El islamismo:
Esta corriente reformista del renacimiento islámico surgió a fines del siglo XVIII como un producto del pensamiento de teóricos musulmanes que instaron a levantarse en armas y pelear una guerra a partir de una contienda Panislámica contra de la invasión colonial y de los Imperios europeos involucrados.
Entre los más destacados podemos citar a Yamal al Din Al Afghani[2] y Mohamed Abduh[3], quienes de manera independiente interpretaban los textos del islam, y en lo que hace al siglo XX, otras figuras rutilantes fueron Hasan Al Bana, principal fundador e impulsor de la asociación Hermanos Musulmanes y Sayid Al Qutb, ideólogo de esta. Esta agrupación ofreció una visión sintetizada de la realidad social, dado que el islam estructura tanto la vida social como la política de la umma, por lo que que esta corriente extrae sus referencias del Corán y de grandes pensadores musulmanes de la Edad Media, como Ibn Hanbal (780-855), Ibn Jaldún (1332-1406) y de Ibn Taymiyya (1263-1328) (Lounnas, 2012: 382-383)
En la misma línea, Cebolla Boado (2007) indica que esta corriente no solo se expresa anticolonialista, sino también contraria a sus iguales predominantes en los países árabes tras alzarse con sus independencias, ocasión en que surgen las relaciones islamismo-Estado. En este punto los Gobiernos asumen el potencial crítico del movimiento, a quien ya se vislumbraba como “de oposición política”, por lo que se comenzaron a dictar medidas que pretendían poner freno a su efecto desestabilizador, reprimiendo duramente los movimientos en la República Argelina Democrática y Popular y en la República Árabe Siria. En el mismo orden, menciona la importancia de la literatura francesa que permitió distinguir y separar el islamismo del islam oficial, a partir de la gran Obra de Gilles Kepel (1984) “Faraón y el Profeta”, siendo que finalizando el siglo XX y comenzando el XXI, se produce un contacto directo con Occidente (a través de los inmigrantes musulmanes en Europa y Norteamérica). El autor sostiene que la irrupción del terrorismo islamista en esta época es la prueba más evidente del fracaso de su proyecto político.
Castien Maestro (2018) expresa que el islamismo se diferencia del modernismo en virtud de poseer una visión del islam más tradicionalista, buscando similitudes con el mundo moderno global que le permitan ser capaz de organizar la sociedad actual, sin descartar el aporte que al respecto puede ofrecer occidente. No obstante, posee un matiz contradictorio, cuando actúa intentando “islamizar la modernidad”, tal es el caso de Los Hermanos Musulmanes que son islamistas sunitas y se encuentran más cerca del mundo moderno; también los son los chiitas en la República Islámica de Irán, que tienen un Parlamento, un Gobierno, extrayendo claves del islam para organizar el Estado. “De ahí que en su versión más liberal el islamismo contenga claros elementos de modernismo, mientras que en la más conservadora se aproxime al salafismo”.
d.-) El Salafismo:
En los parágrafos precedentes se han apreciado distintos devenires y caminos que han tomado la totalidad de corrientes islamistas existentes, disparadoras de nuevos movimientos que evolucionan hacia las más variadas propuestas, como las cercanas a la modernización, bregando por un islam abierto a las reformas, hasta llegar a las más virulentas que encuentran en el fundamentalismo radical la vertiente para expresar sus creencias.
“El salafismo se nos presenta, así, como el paradigma del fundamentalismo suní, si bien existen también otros fundamentalismos suníes no salafíes, como el de los deobandi, cuya derivación más conocida son los talibanes de Afganistán y Pakistán. Si en el islamismo mayoritario el modernismo, el conservadurismo y el fundamentalismo se combinan en diferentes proporciones, en el salafismo lo que prima de un modo abrumador es el fundamentalismo en exclusiva.” (Castien Maestro, 2013: 123)
En lo que hace a los procesos de securitización que dominan las agendas en el sistema internacional, claramente la religión se encuentra dentro de los factores que no pueden ser soslayados bajo ningún tipo de circunstancia. Tal es así que uno de los actores no estatales violento más trascendentes a la hora de analizar la arena global, sean los grupos u organizaciones terroristas de corte islamista radical que buscan por todos los medios imponer una idea del pasado y retornar a la era dorada del islam en el siglo VII, momento de su creación.
Las ideas del salafismo son buena prueba de ello, considerando que “retornar al pasado” es la postura correcta para interpretar y defender la religión, al modificar y “purificar” las sociedades musulmanas. Y lo hacen de diversas maneras, a través de grupos disímiles que a pesar de compartir preceptos y principios teológicos, no coinciden en cuanto al método (manhaj) adecuado para trazar sus objetivos: por ejemplo los quietistas concentrados en la prédica, la educación y el activismo social; los políticos, ligados a partidos y en elecciones; y por último los yihadistas quienes militan a través de las armas con el objeto de aplicar estrictamente la ley sagrada, buscando destruir los gobiernos apóstatas de Medio Oriente y desterrar al mundo occidental de las tierras del islam mediante un llamado a la yihad. (Ospina Morales, 2020: 135)
[1] Doctor en Relaciones Internacionales por la Universidad del Salvador (USAL). Comisario de la Policía Federal Argentina (PFA) con un título de Abogado por el Instituto Universitario de la PFA y una Maestría en Estrategia y Geopolítica, por la Universidad para la Defensa Nacional (UNDEF).
[2] 1838, República Islámica de Afganistán – 1897, República de Türkiye): Político y periodista musulmán cuya creencia en la potencia de una civilización islámica revivida frente a la dominación europea influyó significativamente en el desarrollo del pensamiento musulmán en el siglo XIX y principios del XX.
[3]1849-1905, República Árabe de Egipto: Reformista islámico, jurista y eminente erudito cuya influencia alteró sustancialmente el curso del pensamiento islámico contemporáneo. Se graduó de la Universidad Al-Azhar, donde conoció y se convirtió en estudiante del teólogo y activista reformista Jamal al-Din al-Afghani.
Bibliografía
CASTIEN MAESTRO, J. I. (2013). Las Corrientes salafíes. Puritanismo religioso, proselitismo y militancia. EN: Cuadernos de Estrategia N° 163. Islamismos en (r)evoución: movilización social y cambio político. Instituto Español de Estudios Estratégicos (IEEE). Ministerio de Defensa del Reino de España, pp. 117-154
CASTIEN MAESTRO, J. I. (2018). Islam y procesos de construcción democrática en el Sahel. EN: Instituto Español de Estudios Estratégicos (IEEE). Documento de Investigación N° 14/2018, 2 de julio de 2018. Ministerio de Defensa del Reino de España, pp 1-27.
CASTIEN MAESTRO, J.; CHEIKH AGNÉ, M y AZNAR FERNÁNDEZ-MONTESINOS, F. (2018). Los comienzos de la Islamización del Sahel, en: Documentos de Seguridad y Defensa N° 78. Panorámica histórica y etnográfica del Sahel. Instituto Español de Estudios Estratégicos (IEEE). Ministerio de Defensa, pp. 108-139.
CEBOLLA BOADO, H. (2007) Islamismo e islam crítico: el debate actual sobre la relación entre religión y política. En: Revista de Estudios Políticos (nueva época) ISSN: 0048-7694, Núm. 135, Madrid, enero-marzo, págs. 241-278.
MAÍLLO SALGADO, F. (1995). Doctrina islámica: principios y prácticas. EN: J. Á. García de Cortázar, J. I. de la Iglesia Duarte (Eds). V Semana de Estudios Medievales: Nájera 1 al 5 de agosto 1994 (pp. 23-34). Logroño: Instituto de Estudios Riojanos.
OSPINA MORALES, G. (2020) El Estado Islámico, el salafismo y la securitización de la religión. Revista Razón Crítica, núm. 9. Universidad de Bogotá Jorge Tadeo Lozano, Colombia, pp. 131-147.
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